martes, 14 de abril de 2015

Dialéctica Económica en el Mercado de los Intangibles



La noticia que hoy circuló en diferentes medios de información respecto de las cifras de las ventas mundiales de música correspondientes al año 2014, publicadas por la Federación Internacional de la Industria Fonográfica, la cual manifestó que: "Por primera vez en la historia, los ingresos de la música grabada proceden por igual de las ventas digitales (46%) y de las ventas físicas (46%)", me dio el coraje suficiente para poder dedicarle unas breves líneas a la reflexión sobre las consecuencias de la revolución tecnológica.

Durante la era analógica y en los principios de la era digital, los productos que hoy se consideran contenidos intangibles se encontraban indefectiblemente asociados y valorados a través de su soporte físico, tomando como ejemplo el mercado de la música, en un principio el producto se encontraba necesariamente asociado a su soporte, sea vinilo, cinta o cd, con sus resultantes costos de producción, distribución y de retail (minoreo), siempre con la variable del valor percibido de acuerdo al producto de que se trate. El consumidor aceptaba pagar este conjunto de costos en tanto no existían formas alternativas de poder acceder a esos contenidos, por ello aceptaba esa realidad de mercado como su identidad. De esta forma las tiendas de música eran la única opción para quien deseaba adquirir un producto y debía no sólo aceptar el costo de toda la cadena productiva sino que también debía soportar contenido no deseado, en tanto se ofrecía una venta empaquetada de un conjunto de canciones sin posibilidad de elección.

A mediados de los 90 la llamada “revolución del mp3” y la evolución de la velocidad en las conexiones hogareñas a Internet, provocaron la rebelión de los consumidores frente al orden de mercado establecido, causando la proliferación de diferentes métodos de descarga ilegal de música en formato digital.

Posteriormente, la popularización de la descarga ilegal de contenidos y los infructuosos intentos por evitarla, provocaron la reacción de la industria y la venta de aquellos productos, ahora digitales, sufrieron -a partir del nacimiento de las tiendas virtuales- una transformación en su modelo de negocios, debiendo ser valuados acorde al valor virtual de cada contenido, es decir, independientemente de su soporte físico y sus costos asociados.

Entonces, a través de esta breve narración de la historia reciente, podría encontrarse una relación directa entre los fundamentos básicos de la Dialéctica Hegeliana y esta transformación del mercado de la música, causada por la evolución tecnológica y basada en los principios económicos de mercado, de aquí el nombre de Dialéctica Económica.

Si consideramos la venta de la música en soporte físico a través de las clásicas tiendas (Musimundo) como tesis, es decir, como el estar en sí o como la propia identidad de mercado, podríamos considerar a la descarga gratuita e ilegal (Napster) como su antítesis, su negación o su no-ser fuera de sí y, por ende, la descarga legal (Itunes) con un precio ajustado al valor pretendido por la masa de consumidores, como una nueva identidad que concilia la contradicción anterior. Transformándose, a su vez, en una nueva tesis que acaso en la actualidad es negada por la antítesis generada a través de los servicios de streaming como Spotify (actual dominante del mercado digital de música) donde ya no se paga por un contenido en particular (y su descarga) sino que se abona por el acceso al contenido con una versión freemium (gratis con publicidad) y otra premium.

Habrá que esperar otro giro en el negocio de la música para saber si el modelo Spotify se consolida como identidad de mercado o si, como dijimos, resulta ser una antítesis del modelo Itunes que dará lugar a una nueva tesis.